miércoles, 14 de marzo de 2012

La doble vida de Gillian Anderson por OUT Magazine

La fecha de estreno de Great Expectations se acerca para los Estados Unidos y su promoción empieza a resurgir nuevamente en la red. Aquí, una entrevista que Gillian concedió para OUT Magazine, una popular revista de tendencia homosexual sobre moda, entretenimiento y estilos de vida de mayor circulación en Estados Unidos. 


La Doble Vida de Gillian Anderson

Por Aaron Hicklin.
Marzo 13 de 2012.


Fotografía por Roger Erickson.


Durante casi una década como la Agente Scully en 'The X-Files', fue uno de los mejores productos de la televisión. Ahora, se ha reinventado a sí misma en una serie de papeles demandantes de teatro y dramas de televisión inteligente, como la miniserie próxima a estrenarse, 'Great Expectations'.



Gillian Anderson recuerda haberse visto sorprendida por el artículo de una revista en la que una mujer en sus cuarentas se escapa de las limitaciones del matrimonio y de la maternidad para tomarse unas vacaciones en solitario -- "en algún lugar como Italia". Una vez ahí, se encuentra en una cena entre invitados que no conoce. "Ella decidió que no iba a mencionar que tenía hijos", dice Anderson, en un acento que brinca agradablemente entre británico y americano. "Fue fascinante de leer. La energía de la conversación cambia si la gente está hablando acerca de sus hijos -- te pone en la habitación como un comodín. La gente te mira como si no entendieras. ¿Cómo lo sabrías?"

Anderson, quien tiene una hija de 17 años de su primer matrimonio y dos niños pequeños con su actual pareja, ha pasado su vida entera sintiéndose como el comodín de la habitación. Como actriz, está habituada a proyectarse en las vidas de otros, pero las cuestiones de identidad también colorean su vida. Recuerda haberse mudado de Inglaterra a Michigan, cuando tenía 11 años, y descubrir que ya no era parte de la tribu. "Mudarme de Londres a un pequeño pueblo republicano, como Grand Rapids, fue una gran sorpresa", dice. "Pensé que sería un lugar soleado, feliz, con barras de dulce". En la escuela secundaria, fue votada como la "Más Bizarra" y como la "Más Propensa a ser Arrestada". Ambas descripciones, dice Anderson, contienen un núcleo de verdad, "basada en la forma en que elegía verme, vestirme, comportarme, y tú sabes —las relaciones en las que me encontraba en ese momento estaban asustando a la gente". Invitada a elaborar, ella comienza a enumerarlos. "Tuve una relación con una muchacha durante mucho tiempo cuando estaba en secundaria y luego estuve en una relación con un rockero punk drogadicto que..."

Espera, ¿una relación lésbica? "Sí, sí, bueno... Soy lo suficientemente grande como para hablar sobre ello", dice, antes de volver a su lista. "Y luego tuve una relación con alguien que era mucho, mucho mayor que yo. Todo lo que ese tipo de actitud anarquista trae —la conducta inapropiada al que lleva— fue así como decidí ser en el mundo en ese momento, y eso era, bueno, no era lo que gente hacía."

Mucho de esto ya ha sido escrito antes -- sobre cómo se teñía el cabello de color púrpura, como cerró con pegamento las puertas de su escuela en la noche de graduación, sobre las drogas y el alcohol -- pero su romance lésbico es algo nuevo. Comprensiblemente, es cautelosa de no hacer una gran cosa del asunto, precisamente porque es importante para muchas personas. "Si hubiera pensado que era cien por ciento homosexual, ¿habría sido una experiencia diferente para mí?", se pregunta. "¿Habría sido de mayor importancia si el tema de la vergüenza hubiese estado unido a la ecuación y todas esas cosas que se convierten en grandes problemas que alteran la vida de los jóvenes en esa situación? Es posible que mi actitud en torno a ello proviniese, en algún nivel, de saber que todavía me gustaban los muchachos."

Anderson dice que ha estado en relaciones con otras mujeres, pero que estas han sido la excepción, no la regla. Ella, por supuesto, está consciente de su base lésbica de seguidoras -- en 2007, en un episodio de 'Graham Norton Show', un popular talk show del Reino Unido, el travieso anfitrión la invitó a leer en voz alta un libro de frases de lesbianas extranjeras, a lo que ella animosamente respondió, "Lick my clit", sólo para darse cuenta que Norton pretendía que leyera la frase en alemán. Pero para muchos de esos fanáticos, no era Anderson a la que estaban respondiendo, sino Dana Scully, la agente especial del FBI a la que interpretaba en enormes gabardinas y  cómodos zapatos en 'The X-Files'.

Está claro que Anderson no quiere hacer más de su admisión de lo que ha dicho, pero surge del corazón de los instintos que animan su vida. Como la mujer de ese artículo de revista, Anderson es consciente de que lo que eliges decir acerca de ti mismo, y lo que dejas de lado, tiene consecuencias. Y a causa de pasar su adolescencia en Michigan, quizás está más interesada en perturbar convencionalidades. Debe ser la ambición de cualquier número de jóvenes actores encontrarse en uno de los programas de televisión de más sintonía de la historia de los Estados Unidos. Para Anderson, sin embargo, 'The X-Files' fue una aberración.

"Creo que siempre sentí que estaba perdiendo el rumbo", comenta. "Tenía una opinión muy negativa de la televisión, y tal vez era por una buena razón en ese momento.”

En la célebre era de los dramas de televisión de la actualidad, es fácil de olvidar el delgado listado que se ofrecía en 1997, cuando Anderson venció a actrices de la talla de Heather Locklear de 'Melrose's Place' y a la pionera de la medicina, Jane Seymour, al ganar un Globo de Oro como Mejor Actriz en una Serie Dramática. Pero, 'The X-Files' fue una anomalía que ayudó a cambiar la percepción de que la televisión era inferior al cine. Le tocaría a 'Los Sopranos', serie que se emitió por primera vez en HBO en 1999, elevar la barra más alto. Hoy en día, a menudo parece ser que la televisión es donde el verdadero talento y la creatividad residen.


Fotografía por Roger Erickson.

Han pasado 10 años desde que Anderson utilizara la tarjeta de identificación del FBI de Scully, después de nueve exitosas temporadas de 'The X-Files', pero fue lo que hizo a continuación lo que ilumina mejor su tendencia a nadar contra la corriente. Con Scully detrás de ella, se fue a Londres en busca de aquellos papeles que siempre había deseado interpretar. Ya había impresionado a los críticos con su estilo actoral en la adaptación filmográfica de Terence Davies para la novela 'The House of Mirth' de Edith Wharton. De regreso en Inglaterra, pronto desapareció del radar de Hollywood (a excepción de un breve regreso para una mediocre película de 'The X-Files' en 2008), y en medio de ciclos ambiciosos entre roles de teatro, como Nora en 'A Doll's House' y giros definitorios de carrera en suntuosos dramas de época, incluyendo a Lady Dedlock en la brillante adaptación del clásico de Dickens, 'Bleak House' de la dupla BBC/PBS y Wallis Simpson en 'Any Human Heart'. En la cinta 'Tristram Shandy: A Cock and Bull Story' de Michael Winterbottom, interpretó una versión cómica de sí misma.    

Ahora viene otra serie de Dickens, con la adaptación de 'Great Expectations' de la cadena BBC, que será transmitida en Estados Unidos a través de PBS. Anderson interpreta a Miss Havisham, la novia olvidada por el tiempo, consumida por la pérdida y el resentimiento, que está rodeada por su roído y rancio pastel de bodas y su ramo de flores reseco. Un papel cargado de precedentes -- incluyendo a Margaret Leighton, Anne Bancroft y Charlotte Rampling -- pero Anderson le aporta una nueva profundidad emocional al papel.

En Gran Bretaña, donde se emitió en enero, se habló mucho de la relativamente corta edad de Anderson, quien tiene 43. Ella comenta que al interpretar el personaje como una mujer mucho mayor se arriesga a perder el patetismo. Una anciana en un velo de novia es una demente gótica, una mujer de mediana edad estancada en el pasado es una tragedia.

"Soy consciente de que hay comentarios mixtos sobre mi edad y sobre la forma en que elegí interpretarla", comenta. "Tengo una extraña relación con todo eso. Se me forma una pequeña mueca de sonrisa debido a ello. Luego siento que una sonrisa se va acercando, y me pregunto cuánto de eso es un placentero 'vete al diablo'."

Esto nos trae de vuelta, de una manera indirecta, al espíritu punk que se apoderó de ella cuando era adolescente y que, según sospecha ella misma, sigue siendo su guía. "No creo haber seguido convencionalidades por elección", dice. "Por defecto, tal vez, pero no por elección."

Ella ha notado una tendencia esquizofrénica en sus papeles, que refleja las contradicciones que ve en su propia vida. Dice que a veces tiene problemas conectando a la mujer que camina por Londres "toda de negro, —con pantalones oscuros y chaqueta de Rick Owens" con la mujer que se presenta para las sesiones de fotos "de cabello rubio y ondulado, jeans ajustados y maquillaje cargado. Es como, ¿Qué demonios? Necesito decidir qué está pasando aquí antes de someter al resto del mundo a ello."

En vista de las dualidades que han iluminado su vida personal y profesional, tiene sentido que el único papel que Anderson realmente ha aspirado interpretar es Blanche DuBois en 'A Streetcar Named Desire' -- el último vehículo para explorar la manera en que creamos fantasías acerca del mundo y sobre nosotros mismos. "Supongo que existe algún tipo de identificación, o la idea de que tengo algo para dar."

Pero, Anderson tiene otra obra de teatro en Londres la próxima primavera y teme que podría ser demasiado mayor para interpretar el papel antes de que la oportunidad correcta se presente. "Siento que estoy lista, —estoy absolutamente aterrada ante la perspectiva, pero me siento preparada", manifiesta, antes de añadir que el Stanley ideal sería Ryan Gosling. "¡¿Puedes imaginarlo?!"

En septiembre pasado, el hermano menor de Anderson falleció de un tumor cerebral a la edad de 30 años. Era Budista, y Anderson comenta que la gracia y el espíritu con el que encaró su muerte, la ha dotado de un poderoso legado, que la ha ayudado a resolver sus propias identidades en conflicto.

"Él me dejó con una vigilancia por la verdad en mi vida y un desprendimiento consciente y activo de todo lo que se siente contrario a mí", dice. "Hubo un extraordinario periodo de tiempo en el que todos estuvimos juntos durante el último par de semanas, y eso tuvo un efecto profundo y duradero en mi vida."





Artículo Original: OUT Magazine.
Traducción: EGA.

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