martes, 26 de febrero de 2013

Gillian en Haper's Bazaar Magazine

Gillian Anderson habla sobre The Fall con la revista Haper's Bazaar UK para su edición del mes de marzo de 2013. 

De Regreso al Caso

Por Sophie Elmhirst.


 
Fotografía por Roger Erickson.


Gillian Anderson interpreta a una enigmática detective en la nueva miniserie de suspenso de la BBC, The Fall.



En la pared del hotel Zetter en Clerkenwell hay una pintura monocromática de una mujer pálida de cabello negro. Ella viste un vestido de gala encorsetado, que de la cintura para abajo, se convierte, en una elaborada jaula para pájaros. Mira siniestramente hacia al espectador, mientras sostiene una daga en el aire. Le comento a Gillian Anderson – quien está sentada frente a la pintura, rubia y delgada en unos jeans negros y una  camisa de seda azul – que me da la sensación de que la mujer sería exactamente la clase de papel atormentado que ella interpretaría. "Estás absolutamente en lo cierto", dice, radiante.

El abismo entre Anderson, de 44 años, y los personajes que interpreta frente a las cámaras bordea lo cómico. Ella es aclamada por interpretar mujeres afligidas y serias: la escéptica Dana Scully de rostro indescifrable (The X-Files), la altiva Lady Dedlock (Bleak House), la espectral Miss Havisham (Great Expectations) y ahora la elusiva detective Stella Gibson en The Fall, el nuevo drama de la BBC. Pero en persona, ríe frecuentemente, y encuentra comedia incluso mientras ordena un café. Pide, con mucha precisión, un café Americano descafeinado con leche entera fría, y cuando el tazón con leche semidesnatada llega, va hasta la barra a suplicarle a una mesera que ordeñe una vaca y le traiga la diferencia.

El personaje de Stella inevitablemente generará comparaciones con Scully, el papel que posicionó a Anderson en los corazones de los devotos de la ciencia ficción alrededor del mundo. Después de una acogida a los dramas de época, está de regreso en el presente, investigando un caso – no de extraterrestes, sino de un asesino en serie (interpretado espeluznantemente por el ex modelo Jamie Dornan) en Irlanda del Norte. Ver a Anderson en modo detective de quijada tensa se siente confortablemente familiar, pero para ella es un territorio nuevo: "Son muy diferentes, Scully era bastante anticuada". Señala que nunca podríamos haber visto a Scully despojada de su ropa interior a horcajadas sobre un policía, como Stella lo hace en el primer episodio. Este es el retrato de una mujer moderna y compleja – mientras que Scully, dice, era curiosamente anticuada. Stella no tiene que estar a las sombras de un compañero. Anderson pasa sus dedos a través de la mesa gesticulando, quizás, el aspecto más frustrante de su carrera en The X-Files: Scully permanentemente dos pasos detrás de Mulder, el protagonista.

Aún así es difícil despojarse de Scully. Si has interpretado un papel icónico temprano en tu carrera, este puede acecharte durante años. En aquel momento, la única forma en la que Anderson podía lidiar con la atención era distanciándose del mundo: "Si me detenía lo suficiente como para pensar en ello, su enormidad habría sido demasiado para tolerar". Recuerda haber visto un anuncio para las cajas coleccionables de la serie con su rostro en ella: "Parte de mi cerebro, decía, 'Conozco a esa persona'". Pero era una versión remota de sí misma, y fue sólo después de que la serie concluyera, cuando pudo ver que "Era otra persona... Que fui capaz de decir, 'Wow, eso fue genial en verdad y fui parte de ello. Bien por mí.'"

Anderson huyó de la fama regresando a Inglaterra, donde vivió cuando era niña. Es una Londinense apasionada, orgullosa de su humor con gusto británico y en posesión de un acento inglés muy preciso. "Cada día me siento agradecida de vivir en esta ciudad... caminar por cualquier calle y poder escuchar 10 idiomas diferentes mientras pasas entre la gente. Asombroso". La historia y arquitectura de la ciudad también la dejan asombrada – mira hacia la ventana a través de un Clerkenwell Road empapado por la lluvia, y señala una placa en lo alto de una puerta de entrada como si fuera la cosa más bella que jamás hubiera visto, y se vuelve hacia a mí para contarme sobre los barcos Chinos que se congregaron en el Thames hace cientos de años. "¡Fue extraordinario!"

El entusiasmo eléctrico de Anderson tiene otra cara de la moneda: está obsesiva y exhaustamente ocupada. Su vida es planificada con meses de anticipación, sus días son un frenesí de correos electrónicos y compromisos que en su mayoría, según comenta, le dan la extraña sensación de carecer  de sentido. Ella es el "completo opuesto" de la calmada y controlada Stella. "Aspiro a estar tan satisfecha conmigo misma como ella lo está. Lo que sé es que mi ocupado horario oculta algo... por la razón que sea, en verdad encuentro difícil relajarme". No está relacionado con su regreso a la soltería (Anderson recientemente se separó de su pareja, el empresario Mark Griffiths, padre de sus dos hijos, Oscar de seis años y Felix de 4) "Creo que simplemente es así cómo soy... Siento como si acabara de llegar a un punto en donde casi lo consigo".

En su mente, una vida ideal, es una con más tiempo: tiempo en el pasaría creando su propio trabajo, cuidando de sus hijos (también tiene una hija mayor, Piper, con su primer esposo Clyde Klotz), y trabajando por causas benéficas más allá del espiral de las fundaciones, que "que no representan ningún sacrificio". Su dedicación a las buenas obras – para organizaciones tales como Neurofibromatosis Association y Artists for a New South Africa – es formidable, pero pronto se vuelve claro, que Anderson lo hace todo a máxima potencia. Desalentada, por ejemplo, por su falta de habilidad para retener información, contrató un tutor ("Soy muy apasionada sobre algunas cosas y tengo mucho que decir, pero no necesariamente puedo respaldarlo y eso me aterra") Empezaron con la Revolución Rusa y continuaron hasta el siglo XX, rellenando los vacíos dejados por la secundaria, cuando ella estaba "en otro planeta". Pero sus hábitos rebeldes de antaño regresaron: "No hice mi tarea."

Me agrada cómo suena la Anderson adolescente – años perdidos viviendo en Grand Rapids, Michigan. Era una impulsiva devota de las tiendas de artículos de segunda mano, vestida en calzas rasgadas con botas de hebillas, con vestidos tres tallas más grandes sujetos a su cuerpo con cinturones ("era ese estilo desaliñado, gótico y punk") Hoy en día su abordaje en la moda es similar, aunque un poco más costoso. Hace un par de años, el día anterior a los Bafta, conoció a William Banks-Blaney, propietario de WilliamVintage en Marylebone. No tenía nada que ponerse, así que se detuvo en su tienda y se enamoró. "Me probé un par de vestidos y literalmente sentí como si nunca antes hubiese experimentado lo que es vestir un vestido de verdad... Desperté al mundo del de la alta costura, o al mundo de tomar prestado trajes de alta costura". Aún así, insiste en que no tiene idea de cómo embellecerse a sí misma, y que redujo a la histeria al equipo de The Fall cuando intentó arreglar su cabello para una escena y se quemó el cuello con la secadora. "¡Incluso había practicado en el trailer!"

Este es otro de los seductores distintivos británicos de Anderson: el fino  arte de burlarse de sí misma. Puede que no sea controlada o siquiera contenida, pero está a un mundo de distancia de la mujer pintada en la pared que blande una daga.


The Fall se estrenará en BBC Two en la primavera.


 



Artículo Original: Harper's Bazaar Magazine.
Scans gracias a: Laudanum via Anderson Daily.
Traducción: EGA.

1 comentario:

  1. Gracias por la traducción, y también por tu blog, constantemente lo estoy revisando.
    Muy buen artículo, sale un poco de las mismas preguntas y anécdotas de siempre (de adolescente rebelde y cosas por el estilo).

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