Altiva pero Agradable
Por Julia Llewellyn Smith.
Mayo 12 de 2013.
Fotografía por Laura Hynd.
De momentos fría a cautivadoramente
honesta, la actriz Gillian Anderson a menudo parece en guerra consigo misma.
Julia Llewellyn Smith la encuentra en modo reflexivo, ponderando la juventud
perdida, una nueva carrera y el tiempo desperdiciado persiguiendo hombres.
En mi mente, la actriz Gillian Anderson
siempre ha estado vinculada a un gélido control. Se debe mayormente a su
aspecto aristócrata: labios rellenos y altivos, rasgos aguileños, piel de
alabastro, ojos diáfanos.
También se debe a los personajes que ha
interpretado. Es mejor conocida por haberle dado vida a la estricta Scully en
la serie de investigación paranormal The X-Files, que la convirtió en una de
las más grandes estrellas de la televisión en el mundo.
En la última década la actriz
norteamericana se ha reinventado a sí misma en el Reino Unido, ganando elogios
por sus sofisticados roles secundarios en dramas de época para televisión como
Bleak House y Great Expectations y las películas A Cock and Bull Story y Shadow
Dancer.
Ahora tiene el papel protagónico como una
dura y atractiva detective en The Fall, un atrapante drama de la BBC sobre un
asesino en serie. Pero la verdadera Anderson es una criatura más vertiginosa y
complicada de lo que la imagen posada sugeriría.
Tiene 44 años y tres hijos, dos matrimonios
en su pasado, y una tercera relación de largo plazo que acaba de terminar, y
cuando nos reunimos en un hotel en el centro de Londres, parece como alguien
que está en una encrucijada, plagada de, qué pasaría si... sobre el pasado y el
futuro.
"'La juventud se desperdicia en los
jóvenes', es una de mis frases favoritas", dice, mientras bebe una taza de agua
caliente.
Pequeña (5 pies, 3 pulgadas), de cabello
rubio (no el pelirrojo de Scully), y vestida de un abrigo blanco y una bufanda,
tiene la fragilidad de una heroína de fin de siglo.
Al instante notas porque el director
Terence Davies dijo que le dio el papel en su película The House of Mirth,
porque le recordaba a un retrato de John Singer Sargent.
"Viví un momento no hace mucho tiempo,
cuando la realización de mi edad me golpeó por primera vez", continua.
"Hay muchas cosas sobre envejecer por las que todavía estoy emocionada por descubrir. Pero hubo un momento – más que un
momento, un par de días – de duelo apropiado y en toda regla por mi juventud y
su pérdida. Por los años perdidos y el tiempo desperdiciado."
La diatriba de corazón es una sorpresa.
Anderson tiene la reputación de ser una entrevistada difícil: posiblemente,
como era de esperar, dado que en sus días de The X-Files, los paparazzi solían
embestir su auto, ya que de esa manera saldría a intercambiar datos sobre el seguro –
dándoles la oportunidad de fotografiar.
Su apretón de manos inicial es cauteloso.
Al comienzo de la entrevista habla observando a la distancia, riendo de una
forma levemente maníaca ante ciertos pronunciamientos y pintorescas pausas
entre palabras.
Pero se aclimatiza, y se suelta hablando
vertiginosamente en un acento inglés de clase alta, que data de vivir en
Londres entre las edades de 2 a 11, cuando su padre estudiaba producción de
cine antes de mudarse a Michigan.
Parece haber dos Andersons. La primera es
impulsiva (una vez recogió a un hombre del cine) y le gusta sorprender.
Era punk en sus días de escuela y el año pasado
causó un furor mediático después de contarle a una revista el haber estado
involucrada con mujeres, aunque dejó en claro que simplemente fue una fase.
Luego está Anderson dos, la profesional
consumada, que está decidida a erigir barreras entre la vida privada y la pública.
Los lados opuestos están en constante tensión: momentos de confidencias
femeninas se intercalan con una frialdad de mega estrella.
The X-Files le trajo fama y riqueza, pero
sus sentimientos hacia la serie que consumió 10 años de su vida están
mezclados, por decir lo menos.
"No me arrepiento", afirma. "Pero si tuviera
que darle un consejo a mi hija (Piper de 18 años), cosa que hago, hasta la
saciedad, es que haga lo más que pueda con su vida antes de empezar."
"Ojalá hubiera estado más consciente de lo
afortunada que era cuando tenía su edad, del número de opciones que tenía.
Habría mirado hacia todos los caminos diferentes con potencial abiertos para mí
y expandido más mi mundo."
Anderson tenía 24 cuando fue elegida como
Scully. En los sets, conoció a su primer esposo, un director de arte de la
serie, de quién se divorció poco después de que Piper naciera (cuando tenía 26
años) Regresó a trabajar diez días después de dar a luz.
Así que sus veintes fueron consumidos por
16 horas diarias en el set, con raros momentos de inactividad reservados para
su hija.
La mitad del tiempo, según recuerda, estaba
en una tanda maniática de tips saludables, mientras que en la otra, bebía cinco
tazas de café al día. "Por supuesto que no me arrepiento de mi hija, pero
habría sido una persona muy diferente si no hubiera llegado a mi vida."
"Su llegada me centró con una cierta
responsabilidad. Si no la hubiera tenido, creo que me hubiera aprovechado
completamente de ser joven y despreocupada."
Esta no fue la carrera que Anderson había
planeado. Después de terminar la escuela de actuación en Chicago a los 21 años,
se mudó a Nueva York, donde combinaba atender mesas con la actuación en los
escenarios. Pero entonces se enamoró de un sujeto de Los Angeles.
"Fui a visitarlo y terminé vendiendo mi
boleto de regreso y quedándome. Si no hubiera ido, no habría conseguido The
X-Files y blah, blah, blah, pero en ese momento podría haberme detenido a
pensar: '¿En verdad quiero vivir aquí?' '¿No me gusta estar en Nueva York?'"
Pero estabas enamorada, digo, cuando eres
joven esa es la fuerza más poderosa imaginable. Anderson concuerda riendo.
"En este momento mi hija está planeando un
año sabático y tengo la esperanza que explore el mundo apropiadamente, pero
sigo pensando qué sucede si conoce a alguien y ese alguien vive en algún otro
lugar y decide que lo que en realidad quiere hacer es estar con esa persona e
ir y empezar a tener hijos."
"La estoy animando a seguir su corazón con
las cosas son importantes en lugar de seguir a los hombres. La cantidad de
tiempo desperdiciado en eso es..." Sus pálidos ojos se abren enormes, mientras
vocaliza sonriendo 'ri-di-cu-lo'"
Seguir a los hombres ciertamente parece
haber sido un tema dominante.
Cuando The X-Files concluyó en el año 2002,
tenía a Hollywood a sus pies, pero decidió mudarse a Londres – en parte para
seguir sus sueños de actuar en el teatro – pero en parte, nuevamente, porque
era allí donde residía su novio de aquel momento.
"Tiendo a ser muy blanco y negro. En
retrospectiva, en vez de mover mi vida entera aquí, me habría detenido a
considerar, 'Tal vez sea importante mantener una presencia en Los Angeles, e
incluso si estoy enamorada, quizás continúe yendo y viniendo para recordarles a
las personas que no he desaparecido de la faz de la tierra.'"
¿Está diciendo que desearía tener una
carrera más prominente en el cine? "No me arrepiento", repite Anderson, muy lentamente.
¿De dónde vienen estas dudas e inseguridad?
Anderson a menudo ha hablado sobre el shock de ser desarraigada de la Londres
cosmopolita a un pequeño pueblo del oeste medio, mudanza que coincidió con el
nacimiento de su hermano menor.
Es una gran lectora de libros de autoayuda
y ha estado tomando terapia desde que tenía 14 años. Ahora es madre de dos
niños pequeños (Oscar de seis y Felix de cuatro, producto de su relación con su
ex pareja, el empresario Mark Griffiths), está determinada a enmendar lo que
percibe como los errores que cometió con Piper, al ajustar el trabajo alrededor
de la familia, en lugar de lo contrario.
"Al ser madre en una segunda oportunidad,
soy mucho más consciente que el impacto que tengo en las vidas de mis hijos
comienza cuando nacen y que lo que sucede entre los 2 a los 10 años es tan
importante psicológicamente, emocionalmente e intelectualmente como lo que pasa
cuando empiezan a asistir a cualquier escuela importante a la que vayan a ir y
empiecen a experimentar esa clase de aprendizaje."
Ella y Griffiths se separaron el año
pasado. Antes de eso, estuvo casada durante 18 meses con el periodista Julian
Ozanne. Anderson confirma que está soltera pero no entra en detalles,
simplemente expresa, 'La vida es muy complicada últimamente.'
Sospecho que no estará sola por mucho
tiempo, porque es enormemente bella, pero también porque el tema de seguir a
los hombres podría repetirse.
Por ahora, está ocupada promocionando The
Fall. Me hizo recordar los thrillers escandinavos como The Bridge. "Sí, alguien
más mencionó eso y me dijo, 'El detective en The Bridge es muy interesante' No
es una competencia."
Lo dije como un cumplido, le digo precipitada. "Bueno, mientras que no sientas que tratamos de copiarlos", responde.
La semana después de que nos encontramos
está de ida a Canadá para filmar Hannibal, una serie de la NBC en la que
interpreta a la psiquiatra de Hannibal Lecter. "Había decidido anteriormente no hacer cosas como
esa, pero me agradó el sonido de esto."
Es la primera vez que regresará a la
televisión norteamericana desde Scully, pero este momento en el que el círculo
se completa, característicamente, coincide con Anderson preguntándose si quizás
sea el tiempo para un cambio completo de dirección.
Está interesada en dirigir y le gustaría crear
un ambiente de arte. "Sigo dejándolo para después, pero tal vez tenga una
oportunidad real frente a mí", dice pensativa.
Pero será difícil tomar una nueva dirección
cuando los papeles no muestran señales de agotarse. A diferencia de muchas
actrices, Anderson no tiene quejas sobre la falta de trabajo para mujeres que
están sobre los 40 años, y hasta ahora, ha resistido alterar su apariencia.
"La cirugía plástica ha cruzado mi mente.
Recuerdo que hace un par de años, al mirarme en el espejo mientras me maquillaba
para una obra, noté algunos cambios."
"Estaba tan sorprendida que por un par de
segundos me convencí a mi misma que había comido algo a lo que era alérgica.
Luego me di cuenta, 'No, eso es lo que pasa', es extraño."
"Pensamos que somos invencibles de cierta
forma, que la edad no va a tocarnos, así que cuando ves cómo va cambiando la
piel de tus manos y tus antebrazos tu respuesta es, 'Ooh, aah... ¿Qué demo...?'"
"Hubo un periodo de tiempo para pensar, '¿Seguramente
hay algo que pueda hacerse sin tener que cortar?' Luego, eventualmente,
piensas, 'Oh, no lo hay'".
"Pero estoy muy consciente de que las
mujeres de la vida pública a las que admiro no se han hecho nada. Judi Dench y
su hermoso rostro y Charlotte Rampling. Hay tantas mujeres que se han permitido
envejecer naturalmente, y el hecho es que siempre podemos decir cuando alguien
se hizo algo."
"Me gustaría llegar al punto donde mire en
el espejo y no me sienta mal sino que celebre el proceso natural, en lugar de
dar la impresión de que algo está mal."
Regresamos al tema de la juventud
desperdiciada. Ella, después de todo, es la mujer que fue elegida como la más
atractiva sobre la tierra por la revista FHM en 1996.
"Recuerdo sesiones fotográficas en las que
estaba obsesionada por esto y aquello y por cómo me veía. Y ahora veo esas
fotografías, a ese bebé de rostro fresco y aparente espíritu libre y pienso en
todo el tiempo desperdiciado en la autoflagelación."
"Así que trato de recordar que dentro de 10
o 20 años estaré mirando fotografías de entonces y mis antebrazos no habrán mejorada
en nada. Así que apreciemos todo lo que tenemos ahora."
The Fall inicia el lunes, 13 de mayo por BBC Two.
Artículo Original: Telegraph.co.uk.
Traducción: EGA.
La amo!! Demasiado bella como persona! Idola!! Quisiera seguir más su ejemplo jaja
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